La
alimentación es una forma de comunicación entre la madre y el bebé, dar el
pecho o la mamadera en un ambiente cálido,
de conexión y de ternura va dejando huellas psíquicas en el niño y construyendo
su subjetividad.
Es saludable que desde esos primeros momentos
que son las primeras experiencias del niño con la alimentación y que están muy ligadas al contacto con el
cuerpo materno, con las miradas, las caricias y las palabras sean experiencias
placenteras para ambos.
El pasaje de líquido a solido es un momento muy importante en lo que respecta a la
alimentación, es un momento donde es importante la exploración, permitir que el
bebé juegue con los alimentos, que los toque, que se ensucie, que pase los
alimentos por su carita, que juegue con la cuchara, que tome el vaso. Estas
experiencias enmarcadas en un ámbito de juego, exploración y afecto marcan el
futuro vínculo del niño con la alimentación.
Desde el año de vida los bebés ya pueden compartir la mesa con los adultos y es aconsejable
que sea un momento compartido, un momento tranquilo, de reunión, de afecto y
comunicación sin discusiones y sin televisión.
A los dos y tres años los chicos quieren hacer las cosas solitos, se van
separando del adulto y explorando su independencia, es necesario darles la
oportunidad de comer solitos aunque tarden. Hay que dejarlos que prueben aunque
se ensucien, tiren la comida al piso, etc. El rechazo a la comida a esta
edad en ocasiones puede ser un intento
de reforzar su independencia.
No hay que forzar a los chicos a comer, hay que ir familiarizándolos de a poco con
los nuevos alimentos, cortar la comida en pequeños trozos, dar a los alimentos
distintas formas, etc.
Hay que tratar de evitar las discusiones relacionadas con la comida, no hay que castigar a los chicos por que no comen
ni sobornarlos.
Fallas en el vínculo entre el adulto y él bebe en estos primeros tiempos pueden
generar algunos trastornos en la alimentación como ser fobia a la comida,
anorexia, obesidad.
Conclusión
Alimentación y afecto están intimanente ligados. Dependiendo de cómo sean las primeras
experiencias de encuentro del adulto y
el niño con la alimentación desde los primerísimos tiempos va a depender
el vínculo del niño con la comida durante toda la vida
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